Me dedico al cambio, a la transformación. Parte de esa dedicación es innata, es decir, parte de mi forma de ser el buscar mejores maneras de hacer las cosas, eliminar tareas repetitivas y pesadas, obtener resultados. En mi caso además disfruto del proceso de encontrar soluciones. Otra parte viene de la experiencia laboral, como resultado de tareas algunas veces dependientes directamente de mis responsabilidades y otras veces como consecuencia de esa tendencia innata a la mejora.
Para desempeñar esas funciones y tareas relacionadas con el cambio y la mejora existen metodologías y herramientas concretas. A muy grandes rasgos hablaríamos de las 7 herramientas clásicas de mejora de mediados del siglo pasado, de la colección de herramientas relacionadas con el Sistema de Producción de Toyota y sus derivados, como el Lean Manufacturing, y de herramientas basadas en el control de calidad y funciones estadísticas, como el six Sigma o el TQM.
Cambio incremental frente al cambio disruptivo
De manera muy simplificada, en esas metodologías, filosofías o marcos de trabajo se menciona el cambio y se clasifica en dos grandes grupos:
- Mejora incremental, mejora continua, kaizen… Generalmente los cambios ocurren de abajo a arriba, es decir, parten de la operativa, suceden en organizaciones que propician los mismos, bien por su cultura y el trato a las personas o bien como parte de su estrategia de operaciones.
- Mejora radical, disruptiva, multiplicativa y exponencial, reingeniería de procesos, kaikaku… Tiene que ver con cambios profundos, a veces ocasionados por una crisis o urgencia, rupturistas, costosos con elevado riesgo de fallo y si se lleva a cabo con éxito, con resultados espectaculares, pero difíciles de mantener en el tiempo.
La influencia del alcance de la transformación
Al abordar el cambio, también es útil ser capaz de comprender el alcance de los cambios a los que se está enfrentando o que va a iniciar. Si a la naturaleza del cambio explicada antes: “incremental y radical”, añadimos el resultado final: “realineamiento y transformación”, encontramos otro modelo con cuatro tipos fundamentales de cambio:
Adaptación
Es un cambio no paradigmático implementado lentamente a través de iniciativas por etapas.
Reconstrucción
También es un cambio no paradigmático para realinear la forma en que opera la organización, pero de una manera más dramática y rápida.
Evolución
Es un cambio transformacional implementado gradualmente a través de diferentes etapas e iniciativas interrelacionadas.
Revolución
Es un cambio fundamental y transformador… pero se produce a través de iniciativas simultáneas en muchos frentes, y a menudo en un espacio de tiempo relativamente corto.

El modelo de cambio depende de las circunstancias.
En función de la necesidad, el cambio y la transformación deben ser abordados con enfoques distintos que consideren el contexto, las herramientas disponibles y la forma en que se ejecuta el proyecto.
No existe una solución única o universal: cada transformación requiere un diseño a medida que combine la metodología adecuada con un estilo de implementación acorde a la organización y a su entorno.
Ya sea a través de mejoras incrementales que aprovechan el conocimiento operativo existente o mediante cambios radicales que rediseñan profundamente procesos y estructuras, el éxito radica en alinear las acciones con los objetivos estratégicos y las capacidades del equipo.
Entender esta diversidad de posibilidades, intensidades y alcances en los procesos de cambio, es clave para liderar transformaciones que sean sostenibles, efectivas y generadoras de valor a largo plazo.





