Hace tiempo que estoy tratando de lanzar mi propuesta de negocio como consultor independiente, y estoy en ese momento en el que no sé si avanzo, si consigo terminar tareas, si voy bien o si debería descansar… En cualquier caso, me lo voy creyendo cada día más.
Me ha dado tiempo a leer mucho, sobre todo a los clásicos de mi profesión, de aprender cosas nuevas y sobre todo de mirar para adentro y hacia atrás. Una de las cosas de las que me he alegrado mucho es de como en muchos ámbitos sobre todo ingenieriles y empresariales, se abraza el fracaso como no sólo algo normal sino como algo imprescindible sobre lo cual construir pequeños y grandes éxitos.
Aceptar la casi inevitable probabilidad de fracasar, aunque siga sin gustarme un pelo, no cambia el pasado y cómo me sentí culpable y decepcionado -sobre todo conmigo mismo- pero sí que ha cambiado el enfoque de cómo afrontar el futuro, me ha dado alguna buena idea de cómo seguir con este proyecto, y es que reconocerlo, es el primer paso para cambiar, tanto en personas como en organizaciones.